No entiendo la necesidad de entrar al refugio, donde está mi niño interior.
Para jugar un rato con él y abandonarlo en un sitio peor.
No sé, por qué decidiste fingir que te agradaba mi manera de ser.
Para tan sólo cambiarme, por lo que en tus otros amigos te gusta ver.
Creí que podía seguir mi instinto para rodearme de gente sincera.
Pero me demostraste, que mi sistema funciona con flaqueza.
Como una marioneta oxidada perdí utilidad.
Y terminé siendo el chico de vitrina, para sacar en alguna festividad.
Para que escuchaste los altos y bajos de mi vida.
Si ibas a mostrar más interés en lo que ocurre en las noticias.
Para que despertarme en las mañanas con un buenos días.
Si desde un principio te parecía algo incómodo en tu día a día.
Por que darme un texto largo diciendo que no me ilusione con verte.
Si cuando te fuiste de la ciudad decirte que te voy a extrañar es algo no pude contenerme.
Para que despedirnos diciendo que nos gustaría viajar juntos nuevamente.
Para luego decirme que hay muchos lugares que te gustarían visitar, pero ninguno conmigo presente.
Por que prestarme atención cuando necesitabas mi ayuda.
Si al día siguiente vuelvo a ser tan importante como una gota, en una laguna.
Quedamos con tantas películas pendientes.
Pero ya tenía que rogarte, para compartir los momentos de siempre.
Tan sólo pude callar y asentir ante este trato.
Pues es tu manera de amar y debo respetarlo.
Disfrutando de los momentos en que me saques de la vitrina.
Aunque sea un rato, y realmente no compartamos alegrías.
Pasó el tiempo y el polvo agrietó con lágrimas mis mejillas.
Escribiendo ahora entiendo que permití más de lo que debía.
Creí que había elegido a una persona que siendo consciente nunca me haría daño.
Pero gocé de la suerte de estar equivocado.
No te deseo el mal, todo lo contrario.
Quiero que cumplas todos tus sueños y vivas a diario.
Tan sólo espero que no crees más marionetas en el camino.
Pues no sabes lo doloroso que es ser participe de ese destino.
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